domingo, 1 de julio de 2018

Mute

Hace unos minutos acaba de terminar el primer día de Julio, mi mes.
Pensé en ir a la iglesia todo el día, realmente quería ir, pero mis ánimos mi ayudan, mi cuerpo cada vez está más agotado, pero me levante.  Cada vez me convenzo más de que el cansancio es mental. Ya era tarde pero sabía que tenía que estar ahí, en mi lugar, así que salí de mi cama, me aliste y tome un taxi... al llegar espere que termine la primera parte junto a las otras personas que también habían llegado tarde, cuando por fin entramos a buscar sitio, fui la única que se quede sin lugar así que para no seguir dando vueltas decidí ir delante del escenario, lugar donde podía sentarme en el piso, hace tiempo que no iba a ese lugar, me había acostumbrado a estar en la tribuna y añoraba estar ahí, hoy mi cerebro rápidamente me indicó que era mi oportunidad ya que no encontraba lugar. De los cánticos pasamos a la predica y fue cuando todos se acomodaron para sentarse delante del escenario y bueno ahí estaba yo entre los los más jóvenes de la iglesia.
A mi lado estaba un niño que tomaba nota de lo que decía el pastor y estaba muy atento, que lindo pensé, ojalá yo fuera así :(  lo que más rescate de la prédica fue “su palabra, no son solo letras impresas en papel, es su mente” me encantó, recitaré mi salmo 23 siempre, siempre, siempre!
Y bueno oímos la prédica, oramos, yo sabía que por algo estaba ahí, pero desde que me motive a ir sabía que era dios el que me estaba llevando. Trate de retener la prédica en mi cerebro, ahora tengo claro 100% que el salmo 23 es mío.
Finalmente llegamos a la canción de despedida “Quien dices que soy”  creo que es la primera vez que la estaba cantando y que tales letras, tan perfectas, se ha vuelta mi nueva canción, una canción más que me identifica... al alabar, la sentí tan mia, me volvió a inundar esa emoción que había perdido, me volví a sentir tan llena de esa energía, de ese amor, sentí tan mío ese momento y cuando mi vista alcanzó a ver al niño que estaba a mi lado, noté que su voz no emitía sonido, pero que su cuerpo alababa, su cuerpo cantaba, sus manos, su rostro, todo él alababa a Dios, sentí envidia, como es qué pasa a eso, como es que yo no puedo vivir algo así, como es que yo que soy completa me siento tan vacía, como pasan estas cosas?!! Como es que llegue a este lugar, al lado de este niño... simplemente no pude controlar las lágrimas y extendí mis brazos para declarar que soy hija de Dios.

Acabó la música y escapé, mientras me iba porque no quería que me sigan viendo llorar, me iba con las ganas de abrazar a ese niño que se veía tan feliz a lejos...


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